-¿Y tú quién coño eres, joder?, ¿quién te ha dado vela en este entierro? Este es un problema entre mi chorba y el menda, ¿tas enterado? –eleva la voz el Filetes, girando la cara hacia la ventana del desconocido entrometido.
Elisabeth María se enciende cuando oye eso de su chorba. Aún no está dispuesta a pasar por alto el dislate del Filetes. Otra cosa es que se ablandara en privado, pero no ante él.
-Yo no soy chorba, o como usted vergas diga, de nadie. No soy mujer de ningún man y menos de un bocazas como usted, ¿me oyó?
Varias carcajadas se oyen desde diferentes lugares. De inmediato surgen comentarios de una y otra ventana, entrecruzándose entre si.
-Joder, menda, cómo te han puesto en tu sitio, ¿eh?
-Gallito, te han cortado el pico; jódete.
-Nena, qué si éste no te furula, yo te doy servicio.
-Guapa, que estás de un bueno que rompes. Esta noche te dedico una alemanita pensando en tí.
De repente un rugido corta los comentarios.
-Hijos de la gran puta, al primero que pille fuera de este módulo lo rajo como a un cerdo. Me cago en todo lo que se menea. Me cago en vuestras…