Para los que no estéis familiarizados con los detalles de nuestro pueblo, os diré que los kurdos somos una de las razas más antiguas de la humanidad y que nuestra región se ubica en parte de los territorios de Irán, Irak, Turquía y Siria. Muchos de nosotros seguimos la palabra del Profeta, somos musulmanes suníes. Los demás, practican la religión de nuestros primeros padres, el yazidismo.
De los aproximadamente 30 millones de kurdos que habitamos el planeta, la mitad vivimos en Turquía, otra cuarta parte en Irán, la otra en Irak y una mínima proporción en Siria. En Europa del norte también existe una población kurda importante, resultado de la inmigración.
Después de la Gran Guerra, las potencias mundiales se pusieron de acuerdo en el reconocimiento de la independencia del Kurdistán, hecho que nunca se llegó a realizar debido a diversos motivos, entre ellos el de las diferencias ideológicas, causa por la cual se repartió nuestro territorio entre los países de Turquía, Irán, Irak y Siria, lugares donde ahora residimos de manera forzada.
Por todo ello, a partir de los años sesenta nuestro pueblo comenzó con las revueltas contra la dominación de su territorio por las potencias allí establecidas. A raíz de la creación del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), las revueltas y la guerra de guerrillas contra los países opresores se hicieron más constantes, por lo que la opinión pública mundial consideró la lucha por nuestra independencia como terrorismo puro y duro.