Elisabeth María se encuentra despachando en el economato cuando golpean la puerta metálica de entrada. Su compi de destino abre. Una funcionaria asoma la cabeza:
-Cardozo, a locutorios. Abogados.
La puerta vuelve a cerrarse. Elisabeth se retira de la ventanuca.
-Mija, por favor, sustitúyame con la mamitas que están aceleradas. Ha llegado el tinterillo ese que contrató mi madre.
Dicho esto, se echa una chaqueta sobre los hombros y sale rauda del lugar. Cuando llega a comunicaciones le indican la cabina donde espera el abogado. Traspasa la puerta y se encuentra de nuevo, después de varios meses, frente a Fernando Pamos de la Hoz.
-Buenos días, Elisabeth María, ¿cómo sigues?
-Buenos días, doctor. Bien, acá, pasándola. ¿Qué me cuenta de nuevo? –pregunta la colombiana con cierto deje de desgano.
-Anímate, chica, que estamos luchando para que se acelere el proceso. Va ser prácticamente imposible lograr una fianza. Colombiana, sin residencia ni vinculación familiar en España, con un delito contra la salud pública… Además, a lo que venía. Ya hay fecha de juicio. Para el 22 de febrero, dentro de cuatro meses, por lo que lo de la fianza…
-Pero, pero, doctor, qué me está diciendo, ¿que dentro de cuatro meses voy a tener juicio y me van a condenar a nueve años? ¿No ha podido hacer nada?
-Bueno, esa es otra cosa de la que te quería hablar. Sabes que después del análisis de la droga el peso neto era de 975 gramos. Bueno, con esa cantidad que roza el kilogramo, nos movemos en el límite de los nueve años de condena. Con una buena defensa quizás podamos lograr una sentencia por la mitad de la petición fiscal, es decir, de unos cuatro años y medio. Pero esto no es seguro. El caso es que el fiscal nos ofrece un acuerdo por seis años, pero tienes que aportar los datos de la persona o personas que te involucraron en esta operación y…