Submitted by jorge on Wed, 15/09/2010 - 08:25
Ubicado cerca de la Avenida Cruzeiro do Sul, a primera vista daba la imagen de ser un hotelillo de lo más coqueto: de tres estrellas bien lustradas, planta cuadrangular, cinco alturas y de unas setenta habitaciones en total. Como correspondía, a Robustiano y familia les asignaron lo que ellos denominaban la suite Imperator, una gran pieza con toda suerte de detalles en colores chillones, cama king size con resortes ultraligeros, un techo embadurnado de espejos reflectantes y un baño tamaño imponente con un gran jacuzzi adornando el lateral. Una discreta antesala fue acondicionada con una pequeña cama para el hijo de ambos.
Al traspasar la puerta, Robus soltó una carcajada de órdago.
-Joder, Paz, esto me recuerda a los moteles a los que iba con mis troncas cuando te conocí; no me jodas, no me jodas.