Submitted by jorge on Tue, 12/03/2013 - 07:07
Los famosos y sus automóviles se están convirtiendo en una asociación funesta.
Llevamos años contemplando impasibles como personajes famosos de toda índole y al mando vehículos de inmensas cilindradas, incurren en accidentes de tráfico con resultados diversos, en la mayoría de las ocasiones provocados por ellos.
Y no por el hecho de ser famosos se les considera en un principio culpables de dichas acciones, pero si ayuda que su propia posición propicie conductas inadecuadas e inestables para una conducción normalizada. A saber: la ingesta de alcohol, drogas, medicamentos y falta de sueño debido a sus obligaciones sociales, además de la potencia de los automóviles que estos personajes utilizan.
Y a resultas de estas conducciones inapropiadas, ellos mismos y/o ciudadanos carentes de culpa acaban en las salas de urgencias de un hospital, en el Hospital de parapléjicos de Toledo o, sencillamente, en la morgue.
Personalidades de antaño como James Dean muerto en1955, Nino Bravo en 1973 y Fernando Martín en 1989, y ya más cercanos, Farruquito, que en 2003 atropelló y mató a un joven, Ortega Cano, cuya conducción temeraria en el 2011 causó la muerte de un conductor que venía en sentido contrario, y el mismo resultó gravemente herido, Ángel Carromero, que en el año 2012 conducía un vehículo en el momento del accidente donde murió un opositor cubano, y así, muchos otros, son parte de elenco de los que han muerto accidentados o han perpetrado las catástrofes.
Ortega Cano se enfrenta a partir de esta semana al juicio por la muerte del conductor Carlos Parra, que regresaba del trabajo a casa cuando el vehículo de Ortega Cano lo envistió a gran velocidad. Él murió en el acto, y el torero permaneció semanas en un estado de extrema gravedad del que aún se recupera.
Ahora entremos a analizar algunos detalles relativos al sumario y al próximo juicio y condena.
Parece ser que, además de circular a una velocidad excesiva y por el carril contrario hasta impactar con el otro vehículo, las pruebas de alcoholemia realizadas durante el atestado arrojaron un grado de alcohol en sangre tres veces superior al admitido.
Y este hecho es sobre el que se basa la defensa para tirar por tierra el sumario, argumentando que las pruebas y muestras no se recogieron acorde a los protocolos establecidos para estas situaciones.
Por todo ello, la Fiscalía solicita cuatro años de prisión, aunque se las tendrá que ver con abogados expertos en encontrar la aguja en el pajar con que desmontar una instrucción que cuente con cualquier defecto de forma.
Y tenga o no los medios para sufragar estas minutas de escándalo, el solo de hecho de la difusión mediática de un caso goloso de estas características, y corriendo los tiempos que corren, inducen a cualquier bufete de letrados a tomar este sumario cobren o no por ello.
El resultado final del juicio lo intuimos sin gran dificultad:
Una absolución no la vemos posible, dadas las pruebas existentes y un trabajo minucioso realizado por la Guardia Civil, a no ser que prosperé la solicitud de la defensa en relación con la posible contaminación de las muestras recogidas.
Lo más probable es que la condena no supere los dos años, quizás menos, por lo que no entrará en prisión por la inexistencia de antecedentes penales.
En caso de que la sentencia sea mayor a dos años y no recurra ante el Tribunal Supremo, entraría en prisión por un periodo no mayor de un año, tiempo tras el cual sería progresado a tercer grado penitenciario, permitiéndosele permanecer en su domicilio por las noches controlado por medio de un dispositivo telemático.
Y al que le quepa alguna duda, que se remita al caso de Farruquito y analice el tiempo cumplido en prisión; de risa.
Por algo estos personajes se encuentran elevados al templo de la fama, y el resto, somos los ciudadanos del común, de los que delinquimos y cumplimos.
http://elpais.com/elpais/2013/03/08/gente/1362762377_122166.html