No sabemos si este dicho popular es adecuado a los momentos actuales, y si los ladrones son aquellos que están recibiendo en carne propia la ira y las agresiones de sus anteriores clientes, pero lo que si está medianamente claro es que los agresores de hoy fueron los agredidos de entonces.
Los directores, subdirectores y apoderados de sucursales bancarias endilgaron a sabiendas o ignorantes de la realidad de dichas ofertas, eso sí, siguiendo órdenes superiores, productos financieros a sus clientes, que en ocasiones apenas distinguían entre una receta de cocina y un contrato financiero.
Y ahora, cuando gran mayoría de esos pequeños ahorradores que confiaban en sus bancarios como en su propio confesor han perdido sus ahorros de toda una vida acumulados peseta a peseta, no pueden reprimir su impotencia al divisar a uno de esos “amigos” que le dieron gato por liebre y... les arrean, o insultan allá donde los encuentren.
De tales tierras vienen estos lodos.
http://economia.elpais.com/economia/2013/05/31/actualidad/1370023984_670927.html