Ponemos a caer de un burro a nuestros políticos por falsos y corruptos, y con toda la razón.

Pero todos los que tocan el poder o siquiera sienten su fuerza, terminan claudicando y dejándose llevar por lo atrayente de manipular y desfalcar con impunidad.

Los sindicatos, que se crearon en el siglo XIX como una asociación de trabajadores en defensa de sus intereses sociales, económicos y profesionales relacionados con su actividad laboral, han degenerado con el transcurrir de los tiempos en una asociación de trabajadores dirigidos por una cúpula de individuos más interesados en su beneficio personal y en captar cuotas de poder que en el bien de sus integrantes de a pie.

Y solo con analizar las noticias de los últimos años vemos en lo que realmente se han convertido estas instituciones:

Los miembros de los sindicatos en los consejos de las Cajas de Ahorros, recibiendo prebendas de los Gobiernos de turno, el líder de UGT Andalucía, Manuel Pastrana, pagando gastos de viaje a Suráfrica y recibiendo una casa con dinero del sindicato mientras anunciaba un Ere, etc., etc. etc., y ahora, la última primicia reza, “un juez sevillano abre diligencias contra UGT-Andalucía por falsear facturas y malversación”.

¿Alguien puede pensar que los trabajadores pueden estar tranquilos en manos de gente como Touxo, Mendez y sus adláteres chupópteros?