Submitted by jorge on Tue, 14/01/2014 - 07:55
Desconocemos si el arquitecto Santiago Calatrava logró el contrato del Puente de la Constitución de Venecia gracias a las influencias o a la coima repartida por debajo de cuerda a los políticos de turno venecianos, pero cuando surgen los problemas en obras que se han adjudicado a través de escabrosas maniobras, nadie se da por enterado y la patata caliente rueda de mano en mano, aunque ninguno la agarra.
Algo similar le está ocurriendo a este mago del diseño arquitectónico, ¿o será de las mordidas?, con el Palau de las Arts de Valencia, donde el cubrimiento del mismo resultó chapucero. ¿Quién se responsabilizará del arreglo?
Y así una tras otra: la obra del canal de Panamá, presupuestada por Sacyr por debajo de precio y de un gran reparto de dádivas, y a la que ahora nadie quiere meter el diente sin los ajustes exigidos; la construcción del Metro de Medellín (Colombia) donde las constructoras Entrecanales y Ateinsa con otro grupo alemán repartieron coimas por un porcentaje tan elevado, que con posterioridad hubo problemas de cobros y paralizaciones de obra, etc., etc., etc.
Por ello, las licitaciones de obras nacionales e internacionales han sido un pozo de mordidas, ejecuciones defectuosas (para abaratar costes) y paralizaciones de obras y demandas que en la mayoría de las ocasiones se ha tragado el Gobierno o la Administración de turno.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/13/actualidad/1389609311_555000.html