Submitted by jorge on Thu, 03/12/2015 - 06:51
¿Cómo se imaginan que percibe la vida en nuestra actual sociedad una persona que ha permanecido 44 años internado en una prisión?
¡Demencial!
Este es el caso de un norteamericano condenado a los 25 años de edad por asaltar y matar a un policía, y eso, en los Estados Unidos, es sinónimo de una condena a cadena perpetua.
El caso es que este septuagenario ha vuelto a la vida, a la calle, y lo que se ha encontrado supera todas sus expectativas.
Gente hablando “sola” a través de un micrófono, ciudadanos que no miran por donde van gesticulando absortos, locos moviendo el cuerpo al compas de un ritmo que les llega a través de los auriculares, prisas por llegar a todas partes, una congestión desmesurada de vehículos, y qué vehículos, equipos electrónicos de los que había oido hablar pero desconocía…
Pero esto no es todo, porque el que se haya visto privado de libertad por años siente la inseguridad de la velocidad mientras circula en un automóvil, se ha de acostumbrar de nuevo a las distancias focales lejanas, a comer en un restaurante sin proteger su plato, a caminar sin mirar continuamente el suelo, y sobre todo, volver a recibir y dar cariño.
Porque es imposible imaginar lo que pasa por la cabeza de este muerto en vida y resucitado.