Submitted by jorge on Tue, 31/05/2016 - 06:51
No es tan solo uno, sino muchos los casos de chicas llegadas de allende los mares en busca de trabajo que se ofrecen para el servicio doméstico y cuidado de ancianos, y en algunas de las ocasiones, los contratadores son hombres que exigen por un módico sueldo una limpieza profunda del hogar y, de propina, unos servicios sexuales completos.
Juegan con que algunas no cuentan con permiso de residencia, otras no declaran lo percibido por lo que se trata de dinero negro, todo esto unido al miedo que la mayoría de ellas tiene de ser denunciadas por estos contratantes para posteriormente ser deportadas.
Una de ellas, Jubelki, guatemalteca, acudió a un anuncio para cuidar a una anciana y mantener el piso limpio. La recibió el nieto que le ofreció el trabajo pero con la condición de mantener relaciones sexuales habitualmente con él, a lo que ella se negó. Tuvo dificultades en abandonar esa casa ante las amenazas físicas y verbales que este individuo le dispensó, pero ella por miedo y vergüenza no denunció.
Y así cientos de chicas que se sienten desprotegidas por una Ley que les ampare en estas situaciones, dado que “la Ley de Extranjería permite abrir un expediente sancionador a quien denuncie en comisaría un caso de violencia sexual. La víctima incluso puede ser detenida, con el fin de echarla del país, en el caso de que haya una orden en vigor”.
También existe el mito, aunque en ocasiones no sea del todo mito, que la empleada de hogar carente de papeles denuncie como estrategia para evitar ser expulsada del país.
Sea lo que fuera, el sector de las empleadas del hogar cuando de extranjeras sin regularizar se trata, es un auténtica veda de caza abierta a aprovechados y personas sin escrúpulos donde muchas caen y callan por evitar ser deportadas del España.