Maduro y su Administración pueden quedar en entredicho, más de lo que ya están. A sus sobrinos directos, Efraín Campo, de 30 y Francisco Flores, de 31 años, la Justicia norteamericana los tiene bien agarrados por los…
Han sido juzgados en los Estados Unidos por la imputación de, agárrense, “tener planes para entrar de contrabando a Estados Unidos 800 kilogramos de cocaína”, es decir, que los van a sentenciar a x años por tener planes, no por haber llevado a cabo el delito.
Han sido declarados culpables -aunque están pendientes de la sentencia que podría oscilar entre los 20 y 30 años de cárcel para cada uno- y, como no cuentan con muchas opciones para reducir sus sentencias a no ser que cooperen con los funcionarios de EEUU que buscan incansablemente obtener más información sobre los mecanismos internos del narcotráfico a través de Venezuela y empapelar en los medios de comunicación planetarios a sus dirigentes, por este medio les podrían reducir las condenas a pesar de haber sido ya juzgados a la espera de sentencia.
Y aunque este procedimiento no es habitual, ya que los acuerdos se suelen pactar antes del juicio y no después, es tanta las ganas que tienes los “gringos” de pillar a Maduro y a su equipo, que el Fiscal Federal del Distrito Sur de Nueva York está dispuesto a rebajarles la condena en una cantidad de años suficientes, como para que los Sobrinísimos echen a los perros a su familia venezolana.
Y si les han podido juzgar sin haber llevado a cabo el delito fue gracias a los seguimientos, las delaciones y las grabaciones telefónicas, entre las cuales nos encontramos con una, presentada en el juicio, en la que Francisco Flores “se jactó de tener un control completo del hangar presidencial en el aeropuerto Simón Bolívar en Maiquetía, en las afueras de Caracas”, mientras Efraín Campo alegaba que “funcionarios del Gobierno Venezolano controlaban el Cartel de los Soles, un grupo de militares de alto rango que se cree son narcotraficantes”.
Bueno, en breve veremos a estos dos ruiseñores dando el Do de pecho y echando al fuego a su tiíto, tiíta y al resto de familia y allegados, porque a ver quién es el guapo qué aguanta 30 años en una prisión estatal de los Estados Unidos.
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