Submitted by jorge on Mon, 05/12/2016 - 06:50
Aquellos que pasen de los 40 años recordarán las fresqueras de las casas de padres y abuelos, aquel lugar disimulado bajo la ventana de la cocina y que se utilizaba en nuestra prehistoria social -cuando aún no existían frigoríficos en todos los hogares-, para preservar ciertos alimentos del calor y mantenerlos a la fresca; posteriormente se llegaron a adornar con plantas o hacían de armario de trastos; ya no servían para nada.
Pues con la Droga incautada en nuestro país sucede algo similar.
A raíz del último robo de droga decomisada -154 kilos de cocaína- por parte de unos policías en 2008, se construyó un Bunker de máxima seguridad con apertura retardada, control de humedad y toda la tecnología de última generación para preservar y custodiar la Droga de manera segura, aunque se encuentra prácticamente abandonado debido, entre otros motivos, a que carece del personal de seguridad que lo custodie.
Es decir, que seguimos trabajando de manera chapucera y propia de República Bananera y, sino, vean lo que hacen nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los Jueces de Instrucción cuando decomisan la Droga:
La guardan en los despachos de los inspectores de las Jefaturas o Comisarias que han llevado a cabo la detención o decomiso, o cuando se trata de cantidades mayores, en los depósitos guarripeich de dichos centros o en una furgoneta policial, mientras el Juez comienza con la instrucción y no ordena destruir las pruebas por si la defensa de los imputados solicita realizar una analítica de pureza a fin de lograr una rebaja de las peticiones fiscales que se pedirán tiempo después.
Y la Droga pudriéndose en un lugar no apto para su almacenamiento, provocando posibles podredumbres del producto y de las almas de los agentes que la custodian: de ahí que se hayan producido robos de más de 1.700 kilos de todo tipo de Droga en los últimos 8 años.
O arreglamos este entuerto existente en los Cuerpos de Seguridad del Estado y la Justicia, o seguiremos teniendo un grave problema de logística de almacenamiento y de seguridad de unos productos prohibidos pero muy golosos por su valor en la calle.