Submitted by jorge on Fri, 07/04/2017 - 06:24
Es llamativo observar, como este Papa Francisco se preocupa por bajar a las catacumbas sociales y visitar lugares que sus antecesores y, en general, la “gente de bien” de nuestra sociedad actual no desea ver ni saber de su existencia.
No somos especialmente afectos al culto religioso, pero después de siglos de despropósitos por parte de la Alta Curia y Pontífices vaticanos, por fin aparece uno con intereses diferentes al mero boato y lujo, y que no tiene inconveniente, es más, insiste en codearse con los parias de la sociedad.
Este Jueves Santo celebrará el rito de la Cena del Señor de nuevo en una cárcel, y lavará los pies de algunos reclusos de la prisión de Paliano, cerca de Roma.
Ya lo hizo en el primer año de su pontificado en una cárcel de menores de Roma.
Al año siguiente repitió pero en ese caso con discapacitados de diversas nacionalidades en un Centro de Ayuda.
Un tiempo después volvió a hacerlo en una cárcel romana, la de Rebbibia.
Y, por último, en 2016 volvió a realizar la misma acción con unos refugiados en un Centro de Acogida Italiano.
El que este año repita en prisiones, dice mucho de él, además de reconfortar a muchos presos, ya que en las cárceles, en contra de lo que pueda opinar la ciudadanía, existe mucha devoción al culto religioso y los internos acuden los domingos en masa a la Misa.
Se brindan muchas opciones de ayudar a las personas privadas de Libertad, y esta, aunque nos parezca baladí, es primordial en un lugar carente de cariño, comprensión y paz.