Submitted by jorge on Mon, 17/04/2017 - 06:24
Que un nieto de 20 años agreda a su abuela de 83 rociándola con un spray y cuando ésta, asustada, trata de abandonar el domicilio, la empuje causándole una rotura del húmero, además de retenerla toda la noche para impedir que acudiera al hospital, no solo es una falta de respeto hacia los mayores, sino una reacción propia de alguien carente de humanidad y cariño hacia los demás.
Solo a la mañana siguiente pudo la anciana ser asistida en el hospital de Valencia de varias lesiones, entre otras, la fractura del húmero, tras lo cual la Policía detuvo al nieto como presunto autor de los delitos de malos tratos en el ámbito familiar, lesiones y detención ilegal.
No había sido la primera vez -contaba con Antecedentes Policiales por Malos Tratos- ni será la última, porque los maltratadores al igual que los delincuentes sexuales, además de delinquir, son enfermos, en la mayoría de las ocasiones incurables, y lo único que se logra internándolos en el patio de una prisión es acentuar su propensión a agredir.
En lugar de esto, deberían entrar en un hospital psiquiátrico y/o ser obligados a asistir a tratamientos específicos para sus dolencias psíquicas.