Submitted by jorge on Wed, 17/05/2017 - 06:56
En eso son unos maestros los anglosajones.
Quizás sean, de primeras, más inocentes, tarden más en reaccionar que nosotros, los latinos, tan avispados y perspicaces, pero la maquinaria judicial y penitenciaria anglosajona funciona, a la larga, mucho mejor aplicando las penas con todas sus consecuencias que la nuestra.
Aquí condenamos, pero si el delincuente es “buen chico” en prisión, no da problemas, hace la pelota a los funcionarios de la Junta de Tratamiento, cometa el delito que cometa -salvo algunos etarras y algún caso aislado más-, suele salir de la cárcel antes de cumplir la condena.
En los países anglosajones las penas se toman más en serio…, y se cumplen.
Hace 2 días murió en un hospital psiquiátrico penitenciario de máxima seguridad del Reino Unido, el asesino en serie de niños más odiado y temido de esa nación, tras permanecer 51 años encerrado.
Hace 16 años murió su cómplice, Myra Hindley, también en prisión y de un ataque al corazón, tras solicitar en reiteradas ocasiones la Libertad Condicional que le fue siempre denegada.
Ian Brady, el verdadero instigador y asesino, conoció a Myra con 23 años y, a partir de ese momento, comenzó la fulgurante carrera de secuestros, violaciones y asesinatos de niños y niñas en el Reino Unido de los años 60.
Por fin fueron detenidos y juzgados en 1966 a Cadena Perpetua, tras relatar sus hazañas y mostrar el lugar donde enterraron a los niños.
Ambos han cumplido la pena, una durante 32 años y, el otro, 51 como enfermo mental y manteniéndose en los últimos 17 años en huelga de hambre, por lo que fue alimentado por orden judicial con una sonda gástrica.
Estamos totalmente en contra de la Pena de Muerte, no apoyamos la Cadena Perpetua, pero algunos delitos, solo algunos, merecen ser penados con esta última condena, LA CADENA PERPETUA, y cumplirse hasta el último momento.