Submitted by jorge on Fri, 21/07/2017 - 06:05
Y hacemos énfasis en el adjetivo “valiente”, dado que nuestra sociedad actual está idiotizada por ciertos parámetros que nosotros encontramos fuera de lugar, entro otros, que a los hijos no se les pueda decir una palabra más alta que la otra o darles una bofetada en un momento dado, porque ello podría provocar la necesidad de solicitar “asistencia psicológica” para el peque y, posteriormente, poder denunciar a sus padres por este hecho.
Hemos perdido el rumbo.
Pues aquí tratamos un caso similar, ya que el Juez de lo Penal nº 2 de A Coruña, José Antonio Vázquez Taín, absuelve a una madre que en una primera ocasión da una bofetada a su hijo de 11 años ante la chulería de este negándose a hacer una tarea doméstica y que como respuesta, lanza el móvil contra su madre y, en una segunda ocasión, un año más tarde, la madre lo agarra por la nuca ante la insistencia del nene de irse de casa sin su autorización.
Por estas dos acciones, el padre -separado de la madre-, pone la denuncia pero a instancias del niño, que declara en contra de su progenitora.
La Fiscalía le pedía por ello “una pena de 35 días de trabajos en beneficio de la comunidad, 1 año y 6 meses de privación del derecho a la tenencia y porte de armas, y prohibición de comunicarse con su hijo y de aproximarse al mismo y al domicilio donde vivía durante 6 meses y un radio de 50 metros; por cada uno de los dos delitos”.
El Magistrado, con muy buen criterio, desmonta la denuncia argumentando que el niño actuó con “desprecio a la autoridad materna y desprecio al trabajo que supone comprar un teléfono, además de tener una actitud llamada “síndrome de emperador” que busca humillar a su madre, así como también que los hechos fueron puntuales y con provocación por parte del menor. Además, de no mediar una inmediata corrección, el menor trasladará dicho comportamiento a terceros y comenzará a comportarse igual con compañeros, vecinos, etc.".
No podemos por más que felicitarnos por esta sentencia viendo como deriva nuestra actitud social a situaciones difícilmente asumibles para una convivencia armónica.