Submitted by jorge on Wed, 11/10/2017 - 06:43
En marzo de 2015, el PP y gracias a su mayoría absoluta, aprobó la Ley de la Prisión Permanente Revisable, que no es otra figura que una Cadena Perpetua encubierta que desvirtúa muchas de las libertades cívicas con las que cuentan los españoles desde la Constitución de 1978.
El PP la sacó adelante con la oposición de muchos de los partidos políticos representados en el Congreso, PSOE, Izquierda Plural, Compromís y nacionalistas catalanes, vascos y canarios, que veían en esta nueva figura una negación de los derechos y valores fundamentales y cuya única función sería la retributiva, la punitiva y no la reinsertadora.
Además, la Prisión Permanente Revisable vulnera 4 artículos de dicha Constitución de 1978:
• Artículo 10: Atenta contra la dignidad de las personas.
• Artículo 15: Sobre las penas inhumanas y tratos crueles y degradantes.
• Artículo 25.1: Vulnera el principio de constitucionalidad de legalidad.
• Artículo 25.2: Asimismo va en contra del mandato constitucional sobre la Reeducación, Resocialización y Reinserción social de las personas presas.
Además de estos puntos, el PNV argumenta que con esta Ley "se rompe peligrosamente uno de los consensos constitucionales de 1978 de no establecer la cadena perpetua" y que puede desencadenar, reza el documento, en "un error judicial que sería irreparable".
Ahora y aprovechando el mar de fondo existente en el Congreso, el PNV aprovechará una proposición no de Ley aprobada hace un año en esta Cámara para derogar esta Ley con el apoyo de los grupos de izquierda y la votación en contra del PP; PSOE (votó hace un año a favor de la derogación) y Ciudadanos (se abstuvo hace un año) aún no han tomado una decisión al respecto.
Uno de los factores a tener en cuenta es que la Cadena Perpetua en España es mucho más severa que en otros países de Europa, en años y demora en la revisión -15 a 25 años en nuestro caso-.
Lo que está claro y salvos casos muy puntuales, es que los 40 años de pena ya existentes en nuestro Código Penal es una condena a perpetuidad, sin visos de reinsertación ni nada que se le parezca.
Entra un joven o un hombre en prisión y sale en Libertad un “guiñapo” humano sin conocimientos ni adaptación posible a una sociedad que evoluciona a velocidades desorbitadas.