Submitted by jorge on Thu, 03/05/2018 - 06:20

En 2011, siendo secretaria de Instituciones Penitenciarias Mercedes Gallizo y por medio del trabajo de mediación penal de Esther Pacual y el apoyo de Txema Urkijo, adjunto de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, se realizaron en la prisión de Nanclares de la Oca, Álava, los primeros ensayos de lo que se denomina Justicia Restaurativa y que no es otra cosa que tratar de aunar los intereses y la problemática de las víctimas y familiares de ellas con sus agresores, a fin llegar a la aceptación o por lo menos, el perdón, del daño acarreado por los atentados, en esta caso, terroristas.
Fue un año crucial en esta línea de trabajo y el comienzo de un proyecto que se basó más en un acercamiento entre víctima y terrorista, sin segundas intenciones, sin pretensiones, en principio, de encuentros restaurativos, tan solo eso, encuentros y a ver que sacaban en claro de esas primeras reuniones.
No fue fácil.
A algunos de los presos etarras esto les sonó a cuento chino, otros pensaban que era la banda terrorista ETA, en su conjunto, la que debería realizar un comunicado en favor de dar este paso, pero unos cuantos, cinco, sí accedieron de manera más o menos abierta a tener un primer encuentro con las familias de las víctimas o con los sobrevivientes de los atentados.
¡Y funcionó!
Ninguno de los encuentros acabó en una confrontación agresiva, sí en intercambio de pareceres, en un desahogo de las víctimas y en un perdón generalizado.
Joseba Urrusolo Sistaga se reunió con el empresario Emiliano Revilla, Rosa, víctima de Hipercor, con Rafael Caride, también algunos ex miembros de ETA como Fernando de Luis Astarloar, Valentín Lasarte y otros con sus vícitmas.
Meses después ETA realizó el comunicado definitivo del cese de la Violencia, por lo que muchos de los presos terroristas que podían haber intervenido en este proyecto prefirieron esperar una solución colectiva por dicho cese de actividades a entrar en la dinámica del arrepentimiento.
Además, a finales del 2011 hubo elecciones y a partir de ese momento el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy paralizó todos esos encuentros.
Hasta hoy.
Siempre hemos apostado por este tipo de mediación, donde un arrepentimiento sincero por parte de los exterroristas y una aceptación y perdón de los hechos por la otra parte, han logrado una distensión del problema del terrorismo en España mucho mayor que cualquier línea de castigo punitivo.
Por último, algunas de las personas involucradas en esas sesiones, de lado y lado, se han vuelto a reencontrar, con o sin mediador.