Submitted by jorge on Thu, 24/05/2018 - 06:43
…que a personajes de esta calaña, que se les presupone profesionales de la Medicina y que se deben al código deontológico hipocrático, se les condene con severidad cuando, aprovechándose de la confianza que los pacientes ponen en sus manos, cruzan el umbral de la legalidad para cometer actos de acoso sexual o similares.
No es inusual encontrarnos en las prisiones españolas con médicos condenados por abuso y acoso sexual a sus pacientes, ya sea siendo ellas conscientes o encontrarse sedadas en el momento de cometerse la acción y, en general, cumpliendo largas condenas de cárcel.
Este caso es diferente en cuanto a la gravedad del delito y el tipo de condena, ya que aunque se trata de un acoso sexual en toda regla, no hubo contacto físico entre médico y paciente, tan solo visual, lo que rebaja el tiempo de la pena.
Por ello, el Juzgado de lo Penal nº 2 de Salamanca, ha condenado a 2 años de prisión, 2 de inhabilitación para ejercer la profesión y 1.000€ de Responsabilidad Civil -que deberá abonar a la víctima-, por un delito de abuso sexual con agravante de abuso de confianza, a un médico que se masturbó delante de una paciente y que en su defensa arguyó que tenía una dermatitis y debido a los picores que esta le produjo, tuvo que rascarse el glande en ese instante.
Además de acosador sexual, este profesional tiene una caradura innegable, ya que cualquiera que tenga una necesidad intensa de rascarse, pide disculpas y se retira al baño, máxime, encontrándose en su consulta.
Nos parece una sentencia leve, ya que no entrará en prisión por no sobrepasar ese límite de 2 años y, de seguro, como la mayoría de delincuentes sexuales, volverá a cometer algún delito similar.
La cabra siempre tira al monte.