Submitted by jorge on Tue, 20/11/2018 - 06:43
Los intentos de Suicidio dentro de prisión es el pan nuestro de cada día.
Y decimos intento, que no Suicidio, ya que la mayoría de los intentos no terminan en muerte, quedan en eso, en un susto.
En el año 2017, 23 presos se suicidaron en las prisiones españolas, un 14,75% de las muertes acaecidas en prisión, aunque los intentos de quitarse la vida llevados a cabo por los reclusos se pueden triplicar o más por los realmente ocurridos.
Rosario Porto, la madre de Asunta Basterra -esa niña que fue asesinada por sus padres-, y que está cumpliendo una condena de 18 años de prisión, ha intentado suicidarse en la prisión de A Lama, Pontevedra.
Aunque a nosotros más que intento de suicidio nos ha parecido una pantomima realizada por esta presa para llamar la atención por el motivo que sea, incluso, por el de buscar que la declaren psicológicamente enferma y así terminar en un psiquiátrico en lugar de la prisión.
Porque enroscarse un cordón alrededor del cuello mientras se duchaba y en lugar de abandonarse para acabar con su vida, puso en alerta a su compañera de celda gritando como una posesa que estaba intentando suicidarse, es propio del que busca llamar la atención, no la muerte.
De inmediato llegaron las funcionarias y la trasladaron a enfermería, momento a partir del cual, duplicaron la guardia de la presa con internas de apoyo para evitar más sustos.
Aunque no es el primer intento de suicidio que comete, ya que en 2017 ingirió una dosis mayor de un medicamento que tomaba con habitualidad, por lo que fue internada en un hospital.
Desde nuestro punto de vista, la acción no deja de ser un mero intento de suicidio, aunque nos llama la atención que una persona que, aparentemente fue tan calculadora a la hora de colaborar en la muerte de su hija, ahora, cuando el plan sale mal, intente quitarse de en medio o, por lo menos, aparentarlo y no afrontar el error cometido.
El que quiere autoinmolarse en la mayoría de las ocasiones lo logra.