Submitted by jorge on Wed, 28/11/2018 - 06:43
Hay delitos propios de nuestra tradición española y que se llevan ejecutando desde tiempos lejanos.
Otros son nuevos, de importación, oriundos de países latinoamericanos, también asiáticos y que se han ido imponiendo en los últimos tiempos en nuestro país, y para los que la Policía aún ha de formarse y crear unidades -en algunos casos ya son operativas- a fin de combatirlos.
Este último es uno de los tantos que se perpetran en estos años en España.
Ernesto recibe durante la noche unos Whatsapp de su amigo Javier pidiéndole encarecidamente que acuda a un hotel de Barcelona con 280€ que debe; es urgente.
Él se desplaza con el dinero a dicho hotel, donde le espera alguien que lo reenvía a un apartamento cercano.
Cuando abren la puerta, lo introducen bruscamente dentro y lo amenazan con un cuchillo, mientras lo llevan a una habitación ciega con cables en el suelo.
“Empieza a pensar de dónde sacar el dinero, tenemos a tu amigo Javier en la bañera cortado en pedacitos; nos tienes que dar 100 lukitas [100.000 euros] que nos debe”, lo amenazan mientras comienzan a torturarlo, ya maniatado, con leves descargas eléctricas y quemándole la tibia con un soplete.
Lo que él desconoce es que su amigo Javier, también secuestrado y culpable de toda esta maniobra por adeudar el dinero, había escapado del lugar una hora antes saltando por la ventana y refugiándose en casa de una amiga, pero olvidando su móvil en el apartamento de los horrores.
Ernesto es torturado durante horas hasta que logra que otro amigo con el que contacta lleve 4.000€ a una gasolinera y lo dejen libre al día siguiente.
Pero Javier ya se había acercado esa mañana a una comisaría a denunciar el hecho, lo que provocó que se iniciara una investigación judicial que dio como resultado la detención de estos dos Boixos Nois, radicales del Barça y miembros del grupo Casual, como el tal Javier, deudor de esos agresores.
Como verán, una historia propia de ajustes de cuentas entre narcotraficantes e importada en el último decenio de los países productores de droga y cuyos exportadores no se amilanan a la hora cobrar las deudas y extorsionar en nuestro país, aunque aquí también aprendemos con celeridad.
Y la Policía apenas localiza y aprende a este tipo de secuestradores, extorsionadores y cobradores extranjeros por sus rápidos movimientos, falta de arraigo en nuestro país y sus inmediatos regresos a sus países de residencia.