Submitted by jorge on Wed, 23/01/2019 - 06:45
Parece mentira que una bandera, un signo nacional, cree tanta discordia entre ciudadanos del mismo país, unos repudiándola, otros venerándola.
Pero no solo crea discordia, sino que ese signo puede inducir a matar a un conciudadano por no coincidir en los pareces respecto a su significado y sentimientos.
Un tal Rodrigo Lanza, natural de Chile y nacionalidad italiana, aunque residente en España, se encontró en un bar de Zaragoza con otro hombre, Víctor Laínez, que en aquel momento portaba unos tirantes con la bandera española.
Por dicho motivo se le acercó, lo llamó facha y fascista y que no era bienvenido al barrio por tratarse de un barrio antifascista, y se enredaron en una discusión, tras lo cual y una vez en la calle, Lanza le propinó un golpe en la cabeza que provocó la caída de Laínez, momento en que el primero le pateó la cabeza y propino diversos golpes.
El 12 de diciembre de 2017, 4 días después de la paliza, Laínez murió debido a los golpes.
Ahora, la Fiscalía Provincial de Zaragoza solicita para Lanza 25 años de prisión por asesinato con el agravante de motivos ideológicos, además de una indemnización para la familia de la víctima de 150.000€ y 5.620€ para el Servicio de Salud por los gastos derivados de la asistencia sanitaria del fallecido, una petición coincidente con la de la Acusación Particular y la Popular, a iniciativa de Vox.
Al margen de la petición fiscal y las demás circunstancias de este caso, nos llama la atención que en España no podamos conciliar el tema de los signos nacionales, cuando en países como los Estados Unidos que también padecieron una Guerra Civil, la de Secesión, cualquier ciudadano ostenta en su ropaje, casa o vehículo la bandera de su nación y canta a voz en grito el himno nacional, orgullosos de sentirse ciudadanos de su país.
En el nuestro no somos capaces de hacerlo y no solo eso, sino que nos insultamos y nos matamos por ello.