Submitted by jorge on Thu, 14/02/2019 - 06:43

Hasta hace algunos decenios, escapar de la Justicia refugiándose en un país sin extradición o de fácil camuflaje era relativamente sencillo.
El cerebro del robo del siglo al tren de Glasgow, Bruce Reynolds o uno de los instigadores del asesinato de los Marqueses de Urquijo, Javier Anastasio, se fugaron después de cometido el delito y se mantuvieron ocultos durante años hasta que regresaron a sus países de origen por diferentes motivos.
Pero claro, hasta hace 20 años Internet apenas era utilizado, las Redes Sociales no existían y la gente vivía desinformada o relativamente informada a través de los Medios de Comunicación.
Qué decir, en las pequeñas localidades de Latinoamérica, Asia o África, en especial, si estos lugares se encontraban en el medio rural; cualquiera con los medios adecuados se escabullía.
Hoy en día no.
Las búsquedas y capturas ya no se realizan solo con órdenes policiales internacionales vía fax y con las fotos y las huellas dactilares de los presuntos delincuentes anexas, sino que también y, especialmente, con el apoyo de la Red, que ya es planetaria y se utiliza en casi todos los rincones del globo.
Por ello, Carlos García Roldán, el organizador de la mayor estafa de las Islas Baleares ocurrida en 2017, en la que vendió a más de 300 personas viviendas sobre plano en Mallorca exigiéndoles un adelanto de un tanto por ciento sobre el precio final para desaparecer en abril del año pasado sin entregar ninguna de dichas viviendas, ha podido ser localizado en una pequeña población de Colombia, Buga.
Ahora, que ha sido detenido en ese país, para lo cual unos agentes de la Guardia Civil se trasladaron ahí a fin de traerlo de vuelta a España, queda por dilucidar el paradero de los aproximadamente 5.000.000 de euros estafados en 17 promociones inmobiliarias y repartidos entre un entramado societario complejo.
Son los pobres estafados los que esperan con ansiedad el regreso de García Roldán a fin de que se aclare el destino de sus ahorros y, por añadidura, poder recuperarlos.
Y que el tal García Roldán dé gracias al hecho de la extradición, porque si tuviera que pasar más tiempo del que exige la Ley para dicha extradición en una prisión de Colombia y tuviera que cumplir toda la pena ahí, otro gallo cantaría.