Submitted by jorge on Thu, 09/05/2019 - 06:45
Nos agrada ver que existen ciudadanos que salen en defensa de los que no pueden hacer frente a una agresión, por ser menores, mujeres o ancianos.
Por ello, es de loar que aún exista gente que da la cara por ellos a sabiendas de poder salir maltrechos de dicha intervención.
Sin embargo, esa valentía puede salirles cara, como es el caso de un ciudadano de Elche, que el 27 de abril a las 6 de la mañana observó como unos jóvenes increpaban y agredían a un indigente en un cajero del centro de la ciudad.
Inmediatamente actuó y se acercó al grupo de jóvenes de entre 16 y 17 años, llamándoles la atención por el incidente que estaban protagonizando.
Fue entonces cuando abandonaron al indigente y se dirigieron contra él, amenazándolo, uno de ellos, con una navaja, para posteriormente y ante la tranquilidad mostrada por el ciudadano, intentar agredirlo con el arma en tres ocasiones, alcanzándole el muslo en la última embestida , lo que le provocó una herida abierta, a pesar de lo cual, logró zafarse, momento en que los jóvenes huyeron, si bien por las indicaciones que la víctima dio a la Policía, posteriormente fueron capturados.
Lo que nos sorprende de esta historia son dos cosas:
• La valentía mostrada por este hombre, cuando lo habitual es que la gente huya y no se inmiscuya en estos casos.
• La edad de los jóvenes y el odio que pueden llegar a acumular hacia personas pertenecientes a otras razas, otro status social o, simplemente, por encontrase en un estado de abandono latente, aunque indefensas y que no hacen mal a nadie.
Pero claro, es un problema que vamos arrastrando en los últimos decenios por una educación deficiente donde prima lo material y ostentoso en detrimento de valores morales y sociales.
O cambiamos la perspectiva de nuestra juventud, su educación y posibilidades de futuro o la situación empeorará y creará carnaza de prisión.