Submitted by jorge on Thu, 04/07/2019 - 06:45
Habitualmente nos topamos con delincuentes que se manejan en el ámbito nacional, algunos que también se acercan desde los países del este o desde Sudamérica y, otros, que suben desde Marruecos, pero que lleguen desde Holanda con reminiscencias estadounidenses, no es habitual encontrarlos en nuestro país.
Esto es lo que ha ocurrido cuando la semana pasada la Guardia Civil dio el alto a un motorista a la altura de Zaragoza.
Se trataba de una inspección rutinaria, de un control de carretera, pero cuando el menda se quitó el casco, consultaron su identidad verdadera y no la que había comunicado a los agentes a la hora del control y comprobaron sus tatuajes, se olieron que se trataba de un pez medio gordo, no de cualquier motorista tatuado propio de comic.
El informe que recibió la Guardia Civil de Interpol fue un historial completo sobre este holandés, Errol Víctor Michel Janssen, buscado desde agosto de 2018 a nivel internacional por un asesinato en Holanda y por ser un alto dirigente de la banda motera Ángeles del Infierno de Europa.
Le decomisaron varias armas, entre otras, un arma corta con 13 cartuchos sin registro oculta en su riñonera además de munición, 6 puñales lanzadores, 2 puñales boteros, una navaja, 920 euros en efectivo y maquillaje para cambio de apariencia física, y que llevaba oculto en su mochila.
Parece que hablaba un castellano fluido, consecuencia aparente de haber pasado un largo tiempo en nuestro país, y no opuso resistencia alguna.
Llama la atención, que este componente de una banda propia de los años 60 y 70 del siglo pasado y más cercana a los Estados Unidos, se mueva en nuestro entorno y estos grupos sigan vivos después de tantas décadas.
Esto nos retrotrae a las películas norteamericanas de esa época donde los Hell’s Angels eran toda una institución, aunque pensáramos que ya apenas existían o estaban de capa caída.
Craso error.
