Submitted by jorge on Tue, 14/01/2020 - 06:45
Ya nos hemos referido con anterioridad en nuestros post a esta modalidad tan utilizada en los últimos años en nuestro país, la de los secuestros exprés o virtuales.
Es sencillo: llaman a un familiar de un supuesto secuestrado y de quienes conocen nombres y algunos datos e información, y amenazan con matar o lesionar a la supuesta víctima secuestrada si no envían de inmediato una cantidad económica a través de una transferencia bancaria o de un Western Union o similar (empresas de envío inmediato de dinero)
Ha vuelto a ocurrir en Madrid, aunque en el año 2019 se han reportado 130 casos conocidos, cientos desconocidos, de los cuales algunos llegaron a transferir dinero, aunque la mayoría no llegaron a buen puerto.
La semana pasada, una señora de 69 años recibió una llamada del extranjero en la que le pedían que transfiriera 10.000 euros o mataban a su hija, mutilándole previamente un dedo y cuya acción se la enviarían con una foto por Whatsapp.
Mientras la pobre mujer se dirigía a su sucursal bancaria teléfono en mano y siguiendo las órdenes que el presunto secuestrador le daba de manera constante, el marido llamó a la Policía Nacional que, por un lado, se personó de inmediato en el banco e impidió realizar cualquier transferencia bancaria y, por el otro, una patrulla acudió a la oficina donde trabajaba la hija a fin de corroborar que ésta se encontraba en buen estado.
De esta manera, se han evitado innumerables pagos de secuestros que, si bien no dañan físicamente a nadie, sí destrozan a las personas que amenazan telefónicamente.
Y lo peor del asunto es que, dado que en la mayoría de los casos se trata de extranjeros residentes en otros países, no pueden detenerlos ni imputarles ninguna acción: se encuentran a sus anchas en su casa realizando llamadas a kilómetros de distancia que perturban y marcan la vida de ciudadanos del común.