Submitted by jorge on Tue, 01/09/2020 - 06:26
Aunque la noticia apareció en plena época veraniega, no queríamos dejarla pasar dada la cada vez más recurrente manera de llamar la atención entre algunos presos, y que mañana extenderemos en otra noticia más amplia, de provocar incendios en celdas penitenciarias.
En el caso que nos ocupa, el pirómano no es otro que uno de los 25 presos más peligrosos de España e incluidos todos en el F.I.E.S. (Fichero de Internos de Especial Seguimiento): David Charlín Mondragón, un gallego de Cambados, que entró en prisión antes de cumplir los 30 años por un delito menor, de poca importancia.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo fue complicándose su situación en prisión hasta que en 2006 mató a otro preso, Ramón Patricio, con una raqueta de ping pong, por lo que fue condenado por el Tribunal Supremo a 16 ½ años de reclusión, momento a partir del cual su espiral autodestructiva y conflictiva con el resto de Internos y Funcionarios lo han aupado al ranking de los presos más peligrosos, residiendo desde hace años en los módulos de Aislamiento de las prisiones a las que va conducido.
Es llamativo saber que su máxima aspiración es ser considerado miembro del clan de los Charlines, narcotraficantes gallegos con el mismo apellido, y que lo va propagando a voz en grito por los módulos por los que transcurre, aunque la realidad sea otra y no tenga nada que ver con dicho entronque familiar.
En un día del mes de agosto, ahora residiendo en el módulo de Aislamiento de la prisión madrileña de Soto del Real, Charlín comenzó a llamar a través del interfono a los Funcionarios, exigiéndoles de malas maneras que le trajeran medicación, lo que irritó al resto de presos de dicho lugar que comenzaron a “picar” sus puertas de manera recurrente, hasta que los agentes decidieron, ya pertrechados, entrar en la celda del preso problemático, encontrándose la cama en llamas, incendio que tuvieron que sofocar.
Solicitaba un cambio de módulo, y como se ha impuesto la moda del incendio para llamar la atención de la Administración, pues nada, no se le ocurrió mejor idea que quemar lo que tenía a mano.
Un borrón más a su ya dilatado y oscuro historial penitenciario que no va a cambiar en nada su vida en la cárcel, dado que seguirá en Aislamiento sine die hasta que la Junta de Tratamiento observe un cambio de actitud paulatino del interno.
Mañana continuaremos con el tema de las quemas de celdas…