Submitted by jorge on Thu, 07/01/2021 - 10:45
El 30 de diciembre, un Interno recién ingresado en el Centro Penitenciario de Foncalent y que con anterioridad ya había residido en dicho centro, motivo por el cual conocía con exactitud la distribución de la prisión, intentó fugarse del módulo de Ingresos 9 -módulo donde pasan Cuarentena por motivo del Covid los recién ingresados-, saltando el muro del patio y trepando a los tejados del recinto.
Fue en ese momento, cuando los Funcionarios que se encontraban de servicio, dieron la voz de alarma y activaron con ello el protocolo de seguridad con el que cuenta la prisión, reduciendo al Preso y poniéndolo bajo custodia.
Y ya van dos intentos de fuga los acaecidos en el mismo año y en la misma cárcel, ya que en marzo de 2020 se frustró otro, al igual que este, de manera rápida y efectiva.
Esto se debe, además de la situación interna provocada por la Pandemia, principalmente, a la reducción de personal para el número de Internos residentes en nuestras prisiones y que en este centro es de un 15% de los Funcionarios y, que si se tienen en cuenta las necesidades reales debido al nuevo módulo de Madres ahí existente, rozaría el 40% del personal necesario para su buen funcionamiento.
Y parece ser que la Administración Penitenciaria hace oídos sordos a esta escasez de personal penitenciario, por lo que los turnos laborales se doblan y la seguridad queda en entredicho.
Este no es un caso excepcional, ya que si hasta el comienzo de la Pandemia ya existía este problema de escasez de Funcionarios y Médicos Penitenciarios, el confinamiento de los Internos, la falta de Comunicaciones, la escasez de Droga y otros factores, han provocado que dichos centros sean polvorines en potencia y que pueden estallar en cualquier momento, como ya ha ocurrido de manera puntual en algunas de estas prisiones.