Submitted by jorge on Tue, 09/03/2021 - 06:26
Es bien conocido el mundo de las bandas de jóvenes de América Latina dedicadas a la delincuencia y donde sus miembros crean hermandades con lazos y vínculos más fuertes que la propia familia.
Suelen captar a jóvenes y menores de sectores poblaciones en situación de exclusión social y tras una serie de ritos de iniciación, los abducen y ponen a “trabajar” en favor de la comuna, a defenderla con uñas y sangre.
Si por casualidad caen detenidos, estas bandas cuentan con ramificaciones en las prisiones de dichos países que protegen y agrupan a los miembros presos, además de contar con recursos para pagar las defensas de los mismos.
De una estructura piramidal, suelen dominar el mundo del trapicheo de droga en los barrios, el de las armas, el robo, la extorsión, etc., y entre estas organizaciones una de las más conocidas son las Maras salvadoreñas, guatemaltecas y otras de diversos países, incluidos los Estados Unidos, pero habitualmente de origen latino.
Desde hace un tiempo y con la llegada a España de una mayor inmigración de diversas latitudes, entre ellas, de ciudadanos de América Latina, los hijos de estos inmigrantes han comenzado a incorporarse a las bandas latinas creadas o importadas en España, lo que ha provocado un nuevo tipo de delincuencia a la que la Policía Española, hasta hace unas décadas, no estaba acostumbrada.
Ahora sí, y cada vez con mayor frecuencia.
Tras la desaparición de varios menores en la zona del corredor del Henares, en especial, algunos residentes de Azuqueca de Henares, la Brigada Local de Información de la Comisaría de Policía Nacional de Torrejón de Ardoz y el Grupo de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara comenzaron una operación de investigación que los llevó a sacar a la luz la operatividad de una banda latina de Torrejón de Ardoz llamada los “Forty Two”, los 42.
Esta banda localizaba a jóvenes y menores de edad y los convencía para que abandonaran a sus familias prometiéndoles protegerlos como una hermandad de amigos y obligándoles, con posterioridad, a pasar unas pruebas de iniciación duras y dolorosas y a trabajar para la banda cometiendo robos y trapicheos de Drogas a fin de pagar su cota de adhesión y el mantenimiento de dicho grupo.
Con toda la información, lograron llegar a una de sus sedes en Torrejón de Ardoz y desarticular la banda, deteniendo a 7 de sus miembros, incluidos 3 menores de edad e imputándoles delitos de pertenencia a Organización Criminal, Extorsión y Detención Ilegal.
Serán condenados a unos añitos de prisión y cuando salgan de nuevo en Libertad, habrán terminado su carrera delincuencial con un master en prisiones.
Una vez dentro de estas organizaciones, es difícil eludir su vinculación y, en la generalidad de las ocasiones, regresan a ellas.