Submitted by jorge on Mon, 26/04/2021 - 06:26
Si bien en el caso que nos ocupa el agresor sexual no tiene perdón y es un ser despreciable, no somos capaces de valorar si su pareja está a su misma altura o cuenta con algún tipo de eximente.
Difícil decisión.
Esto ha ocurrido en Argentina, donde la Policía de la ciudad de Mendoza, después de recibir cierta información sobre un posible abuso en el seno de un hogar, acude a la vivienda de una pareja con una hija de 12 años y traslada a ésta al hospital de la ciudad, donde el peritaje médico demuestra que está embarazada.
De inmediato, un equipo medico y policial entrevistan a la pequeña que cuenta que su padrastro, de 37 años, abusaba sexualmente de ella desde hacía un tiempo, por lo que el equipo evalúa la situación de la menor y propone una interrupción legal del embarazo de la niña.
Posteriormente acuden al domicilio a interrogar a la pareja, hallando solo a la madre de la niña, ya que el padre huyó y, tras un interrogatorio que lleva a cabo la Policía a la mujer y la constatación de los hechos por parte de allegados y amigos, sale a relucir que la madre de la niña era conocedora de los hechos que ahí ocurrían y no se opuso a ello, ni pidió ayuda ni denunció el caso a las Autoridades.
De inmediato, se puso al padre en búsqueda y captura ante la sospecha de que cruzase la frontera con su país de origen, Bolivia, siendo detenido antes de salir de la ciudad.
Y ahora nos preguntamos, ¿si al padrastro se le condena a los años que la Justicia Argentina prevea en su Código Penal por esta agresión sexual a una menor con el agravante de ser familiar de la víctima, no deberían condenar a la mujer y madre de la niña a una condena similar por encubrimiento y permitir que su hija fuera violada y embarazada?
Pensamos que no sería justo que la madre se fuera de rositas o con una condena menor, cuando la menor quedará marcada de por vida y quizás con un hijo a su cargo siendo una niña sin padres, si la Justicia no permite realizar la ruptura de un embarazo antinatura.