Submitted by jorge on Sun, 22/02/2015 - 19:15
Ser un soplón en prisión, una “perra chivata”, es el peor alias que te pueden asignar tus compañeros.
Es el que informa a los funcionarios de los pecadillos o malas acciones de los demás presos, y así será tratado por estos: despreciado, vilipendiado y, en ocasiones, agredido o asesinado.
Sin embargo, en libertad existe una figura llamada soplón (whistblower), aunque en realidad no es identificable con el soplón anteriormente descrito, sino con un empleado o un integrante de una empresa o entidad privada o pública que por su posición en dicha estructura cuenta con información sobre malas prácticas, fraudes o robos realizados por esa organización con Gobiernos, Administraciones u otras empresas.
En el ámbito internacional hemos conocido los casos del analista Edward Snowden, el soldado Chelsea Maning, el bancario Herve Falciani o Julian Assange y, en el nacional, en el nuestro, el del teniente Luis Gonzalo Segura, todos ellos perseguidos por las Justicias de diferentes países por motivos varios pero no coincidentes con la realidad.
Y por ello se ha creado en Inglaterra una organización online llamada Whistblockers UK (sopladores de silbato), para que cualquier persona que desee dar información confidencial sobre alguna actividad ilícita de la entidad donde trabaje, se anime a hacerlo de manera anónima o pública.
El que destapa las porquerías de las grandes Multinacionales y Gobiernos, cae fulminado por la espada de la JUSTICIA UNIVERSAL, que no es otra que la de los grandes intereses creados.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/22/actualidad/1424595078_405828.html
http://www.enriquedans.com/2013/06/el-whistleblower-como-estandar-etico.html